eliz noche buena,
que todos gocemos;
al Niño Divino
las gracias le demos.


Las gracias le demos,
porque vino al mundo
a darnos consuelo
con amor profundo.

Con amor profundo,
hijo de Dios vivo;
san José, patriarca,
su padre adoptivo.

Su padre adoptivo,
lleno de alegría,
fue su amante esposa
la Virgen María.

La Virgen María
por Dios anunciado:
de ella nacería
el verbo encarnado.

El verbo encarado
será nuestro encanto,
por la obra de
el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo,
divina deidad,
tercera persona
de la Trinidad.

De la Trinidad,
todo un Dios supremo,
de ella descendió
Jesús Nazareno.

Jesús Nazareno,
Rey de los Judíos
quiero que seas dueño
del corazón mío.

Del corazón mío,
que es lo que te ofrezco,
perdona mi culpa,
si es que lo merezco.

Si es que lo merezco,
te imploro perdón,
y que al mundo entero
dale salvación.

Dale salvación,
oh, divino ser,
líbrenos del mal
y de Lucifer.

Y de Lucifer,
que sirve de guion
para dIvidirnos
de Tu religión.

De Tu religión
se muestra propicio,
por ella sufriste
miles sacrificios.

Miles sacrificios
y tantos dolores,
por varios azotes
que Te puso Herodes.

Pero de ese Rey
que Te perseguía,
por su dura ley
infamia se hacía.

Infamia se hacía
sin tener piedad,
por su profecía
que era en realidad.

Era en realidad,
y no Te creyeron,
pero con el tiempo
ya se convencieron.

Ya se convencieron
aquellos profanos,
por burla que hicieron
a un Dios soberano.

A un Dios soberano
por un pobre ingrato,
fuiste sentenciado
por Poncio Pilato.

De Poncio Pilato
todos se valieron,
hasta que de muerte
sentencia le dieron.

Sentencia le dieron,
le pusieron peña,
pero ahora vive
donde siempre reina.

No nos despedimos,
nos vamos a marchar
a cantar “Las pascuas”
a otro lugar.